El sector de la implantología ha sido un área en continuo auge y desarrollo durante los últimos años. La evolución tecnológica y el perfeccionamiento de los protocolos de actuación han hecho que, actualmente, los implantes sean una de las soluciones más eficaces a la hora de luchar contra la pérdida dental.
Los implantes dentales sustituyen a dientes perdidos o ausentes, ejerciendo de raíz artificial, y son capaces de integrarse en nuestra boca y convivir de manera sana y natural con el resto de tejidos. Es lo que se conoce como osteointegración, un fenómeno biofísico que produce la unión a nivel molecular del titanio con la estructura ósea.
El material más común a la hora de fabricar un implante es el titanio químicamente puro, y consta de tres partes:
Más allá de la estética
La pérdida de dientes no es solo un problema estético, sino que también puede acarrear importantes consecuencias para nuestra salud general. Además de generar baja autoestima o ansiedad, la falta de dientes puede provocar una disminución de la eficiencia masticatoria, sobrecargando otras zonas de la boca; el movimiento de las piezas vecinas al diente perdido; dificultad en el habla; trastornos articulares o musculares en la cara, y la disminución del soporte óseo por reabsorción ósea, entre otros.
Por otro lado, los beneficios de un implante son muchos y su eficacia a largo plazo ha sido ampliamente contrastada. Las técnicas que se utilizan hoy en día ofrecen un proceso indoloro para el paciente y reducen al máximo las molestias. Los implantes están fijados al hueso, por lo que no es necesario utilizar adhesivos y permiten restaurar la función y la apariencia de los dientes originales, protegiendo los dientes sanos de su alrededor y devolviéndonos una sonrisa natural. En definitiva, contribuyendo a mejorar nuestra calidad de vida.
El sector de la implantología ha sido un área en continuo auge y desarrollo durante los últimos años. La evolución tecnológica y el perfeccionamiento de los protocolos de actuación han hecho que, actualmente, los implantes sean una de las soluciones más eficaces a la hora de luchar contra la pérdida dental.
Los implantes dentales sustituyen a dientes perdidos o ausentes, ejerciendo de raíz artificial, y son capaces de integrarse en nuestra boca y convivir de manera sana y natural con el resto de tejidos. Es lo que se conoce como osteointegración, un fenómeno biofísico que produce la unión a nivel molecular del titanio con la estructura ósea.
El material más común a la hora de fabricar un implante es el titanio químicamente puro, y consta de tres partes:
Más allá de la estética
La pérdida de dientes no es solo un problema estético, sino que también puede acarrear importantes consecuencias para nuestra salud general. Además de generar baja autoestima o ansiedad, la falta de dientes puede provocar una disminución de la eficiencia masticatoria, sobrecargando otras zonas de la boca; el movimiento de las piezas vecinas al diente perdido; dificultad en el habla; trastornos articulares o musculares en la cara, y la disminución del soporte óseo por reabsorción ósea, entre otros.
Por otro lado, los beneficios de un implante son muchos y su eficacia a largo plazo ha sido ampliamente contrastada. Las técnicas que se utilizan hoy en día ofrecen un proceso indoloro para el paciente y reducen al máximo las molestias. Los implantes están fijados al hueso, por lo que no es necesario utilizar adhesivos y permiten restaurar la función y la apariencia de los dientes originales, protegiendo los dientes sanos de su alrededor y devolviéndonos una sonrisa natural. En definitiva, contribuyendo a mejorar nuestra calidad de vida.
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