Los trastornos alimentarios son un grupo de trastornos mentales caracterizados por un comportamiento alterado frente a la ingesta de alimentos y una obsesión por el control de peso como respuesta, en general, a una insatisfacción con la imagen corporal. La predisposición biológica (genética), la presión social, el entorno familiar o el carácter de la persona están implicados en el origen de estos trastornos que tienen consecuencias negativas nutricionales, físicas, psicológicas y sociales, y que pueden llegar incluso a poner en peligro la vida de las personas que los padecen.
La anorexia nerviosa, que afecta mayoritariamente a mujeres adolescentes, aunque cada vez hay más niñas prepuberales y más hombres que la sufren, se caracteriza por una preocupación desmesurada por la imagen corporal y un gran deseo de delgadez. Aunque anorexia, etimológicamente, significa pérdida de apetito, éste no suele ser es el caso de la persona con anorexia, de ahí que no sea infrecuente que intercale episodios bulímicos para intentar saciar su apetito. La restricción de alimentos a que se somete la persona con anorexia nerviosa no sólo provoca pérdida de peso, sino que tiene repercusiones generales, como alteraciones del ciclo menstrual (amenorrea o ausencia de menstruación), aislamiento social, disminución de la presión arterial, enlentecimiento del ritmo cardíaco, excesiva sensibilidad al frío, fragilidad de uñas y cabello, pérdida de masa muscular, etc.
La bulimia nerviosa, que también afecta especialmente a mujeres pero de edad algo más avanzada, se caracteriza por la ingesta descontrolada de grandes cantidades de comida seguida de sentimientos de culpa que llevan a la persona que la padece a poner en marcha conductas compensatorias (vómitos, diuréticos, laxantes y ejercicio físico desmesurado). La ansiedad, las cefaleas, la hinchazón de la cara o el abandono del cuidado personal son algunas de las manifestaciones generales de este trastorno.
Aunque la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son los dos trastornos de la conducta alimentaria más conocidos, existen michos otros, como el trastorno por atracones (comida excesiva pero sin intento de purga) o la ortorexia (obsesión por la comida sana).
Los trastornos alimentarios son un grupo de trastornos mentales caracterizados por un comportamiento alterado frente a la ingesta de alimentos y una obsesión por el control de peso como respuesta, en general, a una insatisfacción con la imagen corporal. La predisposición biológica (genética), la presión social, el entorno familiar o el carácter de la persona están implicados en el origen de estos trastornos que tienen consecuencias negativas nutricionales, físicas, psicológicas y sociales, y que pueden llegar incluso a poner en peligro la vida de las personas que los padecen.
La anorexia nerviosa, que afecta mayoritariamente a mujeres adolescentes, aunque cada vez hay más niñas prepuberales y más hombres que la sufren, se caracteriza por una preocupación desmesurada por la imagen corporal y un gran deseo de delgadez. Aunque anorexia, etimológicamente, significa pérdida de apetito, éste no suele ser es el caso de la persona con anorexia, de ahí que no sea infrecuente que intercale episodios bulímicos para intentar saciar su apetito. La restricción de alimentos a que se somete la persona con anorexia nerviosa no sólo provoca pérdida de peso, sino que tiene repercusiones generales, como alteraciones del ciclo menstrual (amenorrea o ausencia de menstruación), aislamiento social, disminución de la presión arterial, enlentecimiento del ritmo cardíaco, excesiva sensibilidad al frío, fragilidad de uñas y cabello, pérdida de masa muscular, etc.
La bulimia nerviosa, que también afecta especialmente a mujeres pero de edad algo más avanzada, se caracteriza por la ingesta descontrolada de grandes cantidades de comida seguida de sentimientos de culpa que llevan a la persona que la padece a poner en marcha conductas compensatorias (vómitos, diuréticos, laxantes y ejercicio físico desmesurado). La ansiedad, las cefaleas, la hinchazón de la cara o el abandono del cuidado personal son algunas de las manifestaciones generales de este trastorno.
Aunque la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son los dos trastornos de la conducta alimentaria más conocidos, existen michos otros, como el trastorno por atracones (comida excesiva pero sin intento de purga) o la ortorexia (obsesión por la comida sana).
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