Una gran parte de los pacientes que pueden sufrir afecciones inflamatorias y molestias como sangrado, supuración, sensación de mal gusto, etc.
Cuando esa inflamación afecta solo al tejido blando, hablamos de mucositis periimplantaria, pero cuando conlleva la pérdida progresiva del hueso que rodea al implante en función, nos referimos a la periimplantitis. La mejor forma de alejarse de esta patología es la prevención, siguiendo un protocolo de mantenimiento profesional y personal.
La periimplantitis es una enfermedad bacteriana y, aunque tiene similitudes clínicas con la periodontitis, estamos hablando de dos patologías distintas. El doctor Andrés Pascual nos recuerda que “conocemos perfectamente las estructuras dentales pero los implantes son diferentes, es una superficie completamente distinta. Sabemos cómo se comportan las bacterias alrededor de un diente, sabemos cómo se estructuran y cómo se agregan las bacterias a ellos, pero no sabemos cómo lo hacen en los implantes”.
Por tanto, hay que tener presente que el implante es un elemento extraño introducido en el cuerpo. Por ejemplo, el simple hecho de que la saliva entre en contacto con la superficie del implante va a favorecer que las bacterias se puedan adherirse a dicho implante. Y no solo bacterias, hay otros agresores que complican la situación y que ponen en peligro la estabilidad del implante.
Combatir la periimplantitis
Hoy en día, no hay un único protocolo de actuación para el tratamiento de la periimplantitis, se emplean varios métodos como la administración de antibióticos y antisépticos, tratamientos mecánicos para la limpieza de la superficie del implante y tratamientos quirúrgicos donde se abre un colgajo para limpiar más profundamente, lo que puede resultar más eficaz.
Para el doctor Andrés Pascual, “lo más importante es la prevención , es la mejor arma para combatir las enfermedades periimplantarias”. Así pues, el enfoque preventivo es la principal línea de defensa que tenemos ante estas patologías. Tanto un correcto diseño de la prótesis, como la monitorización profesional para una detección precoz y la educación del paciente para evitar factores de riesgo ambientales, comenzando por una correcta higiene oral, son fundamentales para luchar contra la periimplantitis.
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Una gran parte de los pacientes que pueden sufrir afecciones inflamatorias y molestias como sangrado, supuración, sensación de mal gusto, etc.
Cuando esa inflamación afecta solo al tejido blando, hablamos de mucositis periimplantaria, pero cuando conlleva la pérdida progresiva del hueso que rodea al implante en función, nos referimos a la periimplantitis. La mejor forma de alejarse de esta patología es la prevención, siguiendo un protocolo de mantenimiento profesional y personal.
La periimplantitis es una enfermedad bacteriana y, aunque tiene similitudes clínicas con la periodontitis, estamos hablando de dos patologías distintas. El doctor Andrés Pascual nos recuerda que “conocemos perfectamente las estructuras dentales pero los implantes son diferentes, es una superficie completamente distinta. Sabemos cómo se comportan las bacterias alrededor de un diente, sabemos cómo se estructuran y cómo se agregan las bacterias a ellos, pero no sabemos cómo lo hacen en los implantes”.
Por tanto, hay que tener presente que el implante es un elemento extraño introducido en el cuerpo. Por ejemplo, el simple hecho de que la saliva entre en contacto con la superficie del implante va a favorecer que las bacterias se puedan adherirse a dicho implante. Y no solo bacterias, hay otros agresores que complican la situación y que ponen en peligro la estabilidad del implante.
Combatir la periimplantitis
Hoy en día, no hay un único protocolo de actuación para el tratamiento de la periimplantitis, se emplean varios métodos como la administración de antibióticos y antisépticos, tratamientos mecánicos para la limpieza de la superficie del implante y tratamientos quirúrgicos donde se abre un colgajo para limpiar más profundamente, lo que puede resultar más eficaz.
Para el doctor Andrés Pascual, “lo más importante es la prevención , es la mejor arma para combatir las enfermedades periimplantarias”. Así pues, el enfoque preventivo es la principal línea de defensa que tenemos ante estas patologías. Tanto un correcto diseño de la prótesis, como la monitorización profesional para una detección precoz y la educación del paciente para evitar factores de riesgo ambientales, comenzando por una correcta higiene oral, son fundamentales para luchar contra la periimplantitis.
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